A favor de los niños
El terremoto de 9 grados de la escala de Richter que el día 11 de marzo de 2011 hizo temblar el noreste del Japón, fue el más potente de la historia japonesa y el cuarto más potente del mundo.
Unos treinta segundos después del seísmo, se generó la alerta de tsunami que, en ciertos lugares llegó como una ola de 10 m de altura que en penetró 5,6 km en la tierra e inundó más de 535 ㎢.
A continuación se declaró el estado de emergencia nuclear.
Las consecuencias inmediatas de ese desastre han sido colosales tanto a nivel global (el eje de la Tierra y la isla principal del Japón se han desplazado, el tiempo de rotación de la Tierra se ha acortado, y la economía mundial se ha visto gravemente afectada) como local. El coste económico es aterrador ya que equivaldrá al 3,3 – 5,2% del PIB del Japón. El futuro es incierto.
Según los datos del mes de agosto de 2011:
15.726 personas han perdido la vida
5.719 han resultado heridas
4.539 es el número de personas desaparecidas
de los 200.000 refugiados iniciales, todavía quedan 83.099 personas que viven en
refugios temporales.
Por lo que a los niños se refiere, 1.295 se han quedado huérfanos de padre o madre, 229 han perdido padre y madre. Entre otros, los problemas que los afectan son:
-El estado de shock por la pérdida de padres, familiares y amigos.
-El estado de shock debido a las terribles experiencias que les ha tocado vivir.
-El estrés de vivir rodeados por personas permanentemente preocupadas por la situación.
-La dificultad de volver a una situación tolerable a nivel de vivienda, suministros, alimentos, etc.
-La imposibilidad de jugar en el exterior ya que a causa de la radiación, en ciertos lugares se ven obligados a jugar entre cuatro paredes y sin aire acondicionado.
-La dificultad de seguir un programa de escolarización normal.
-La incertidumbre de cómo podrán continuar sus estudios en el futuro, sobre todo, por falta de medios.
-La angustia nuclear y la incertidumbre sobre cómo les afectará la radiación.
-La incertidumbre de si sus sueños podrán hacerse realidad alguna vez.
Así pues, el proyecto JAPÓN, NO TE OLVIDAMOS, ha sido creado con la voluntad de favorecer especialmente a los niños. Si nuestro pensamiento los conforta y si los fondos recaudados sirven para suavizar sus condiciones de vida y hacerles llegar sobre todo, apoyo psicológico, nos daremos por satisfechos.